Trasladarse con el niño a otra ciudad cuando no hay acuerdo entre los padres ¿es posible?

¿Qué pasa cuando el progenitor que tiene la custodia decide cambiar de residencia a otra ciudad con los menores a su cargo? El periódico El Comercio aborda hoy con GMC Abogados el tema. 

 

 

Si la madre tiene la custodia, ¿puede llevarse el niño a vivir a otra ciudad? No. Da igual quien tenga la custodia. Ambos padres tienen la patria potestad sobre el niño y ello les obliga a ponerse de acuerdo en las decisiones más importantes en la vida del menor.

¿Y si están en trámites de separación o nunca se han casado? Ni en el caso de casados, ni divorciados con sentencia, ni parejas tiene uno más derecho que el otro. Tanto el padre como la madre deben decidir en conjunto el lugar de residencia del niño y ninguno lo puede imponer al otro.

Hay casos en los que uno de los dos decide trasladarse y se lo comunica al otro cuando ya lo ha hecho. ¿Qué puede hacer el padre perjudicado? Tiene que ponerse de inmediato en manos de abogados expertos en Derecho de Familia porque hay que actuar rápidamente. Si hay una sentencia que regulase la custodia es necesario poner éste hecho en conocimiento del Juzgado. Y si no hay ningún tipo de regulación porque estén en pleno proceso de ruptura, debe tratar de llegar a un acuerdo con el padre que se ha llevado al niño y explicarle que dado que ambos tienen el mismo derecho, el perjudicado es el niño.

¿A qué se refiere con eso? Pues que el padre podría desplazarse hasta la localidad donde estuviera el menor y traérselo a casa de nuevo. Puede sacarlo del colegio, de la guardería o llamar él a la policía si lo encuentra paseando con la abuela y no se lo quiere entregar.

Entonces ¿Cuáles son los pasos legales? La autorización judicial, si no se ponen de acuerdo, puede obtenerla a través de un procedimiento de modificación de medidas en el que la madre demuestre que se está protegiendo el interés superior del menor. Hay que tener en cuenta que por mucha disponibilidad en las visitas… el hijo “pierde” en cierto modo a uno de sus padres. Y eso, sin contar con los costes de los desplazamientos y el tiempo en los mismos.

 

Como también hay que tener en cuenta el caso concreto. No es lo mismo la madre que se ve obligada al traslado porque así se lo imponen en su puesto de trabajo que la que quiere rehacer su vida con una nueva pareja.