La supuesta simulación de un delito

N. J. R. fingió el robo de los 2.800 euros que recibió de una empresa para la que trabajaba al temer su implicación «inconsciente» en una estafa por internet
N. J. R. fingió el robo de los 2.800 euros que recibió de una empresa para la que trabajaba al temer su implicación «inconsciente» en una estafa por internet

Gijón, Eloy MÉNDEZ 

El condenado por el atropello múltiple ocurrido hace ocho años en la calle Mon de Oviedo reconoció ayer en un Juzgado de Gijón que el pasado mes de diciembre se inventó haber sufrido un atraco para evitar que lo inculparan en una trama de estafas por internet. N. J. R. fingió ser víctima del robo de 2.800 euros tras haber recibido en su cuenta bancaria un ingreso procedente de una empresa para la que había decidido trabajar de intermediario con el objetivo de solucionar «sus acuciantes problemas económicos». Su labor consistía en derivar el dinero hacia terceras personas a cambio de una comisión. «Como dudó de la legalidad de estos movimientos, decidió simular un robo con el objetivo de no tener que responder sobre el dinero, pero un día después se arrepintió y volvió a la Comisaría para entregar después esa cantidad», explicó la abogada del acusado, Gemma González Calvo. 

Según la letrada, su cliente, que se encuentra en tercer grado penitenciario después de haber sido condenado a 39 años de cárcel por el suceso de la calle Mon, actuó movido por el temor a «estar involucrado de forma inconsciente en un caso de phishing». Esta práctica delictiva consiste en extraer dinero de las cuentas de clientes de bancos por internet, a través de la manipulación electrónica de sus claves. Después, se deriva a intermediarios para que se pierda la pista de los movimientos a cambio del pago de comisiones. «Mintió porque temía que, dados sus antecedentes, la Policía pensara que era parte de la trama», asegura González Calvo. 

Los agentes que tramitaron la denuncia inicial sospecharon de la versión de N. J. R. por la abundancia de datos que aportó sobre el suceso, que atribuyó a dos sudamericanos que portaban un arma blanca, y ni siquiera se llegó a abrir una investigación por la denuncia. «No hubo tiempo porque mi cliente acudió el día siguiente a la Comisaría a contar la verdad e, incluso, se acercó al banco para averiguar la identidad de la persona a la que le habían robado el dinero», dice la abogada. La víctima resultó ser un joven que ni siquiera se había percatado de la sustracción que sufrió su cuenta. A pesar de la versión ofrecida ayer por el protagonista del atropello en el casco antiguo de Oviedo, la fiscalía decidió mantener su imputación por la supuesta simulación de un delito y pidió una condena de 18 euros al día durante cuatro meses. «Estamos hablando de una cantidad muy elevada para una persona que se encuentra en una mala situación económica y que, además, reconoció al día siguiente su mentira», considera la letrada de la defensa. 

N. J. R. protagonizó en el año 2002 uno de los atropellos más sonados de las últimas décadas, cuando cogió su coche durante la madrugada del 9 de noviembre y se llevó por delante a una treintena de peatones, causando importantes lesiones a muchos de ellos. Este vecino de Gijón, natural de Venezuela, fue condenado en 2007 a 39 años de prisión por siete delitos de lesiones y catorce faltas de lesiones, pese a alegar durante el juicio que se montó en su vehículo «presa del pánico» y que lo pretendía «era abandonar lo antes posible la ciudad». Desde hacía cuatro meses se encontraba en libertad en virtud de los beneficios penitenciarios. Además, hace dos años también se vio implicado en la estafa a un matrimonio de arquitectos con residencia en Villaviciosa, pero finalmente resultó absuelto.

 

Resultado:  ABSUELTO